¿Podemos hacer algo para obtener unos mejores resultados en nuestra recuperación? ¿Es importante nuestra actitud? ¿Hasta que punto somos responsables de nuestra salud? ¿El trabajo de recuperación es del fisioterapeuta o nuestro? Si las respuestas que te vienen a la cabeza te “hacen responsable”, al menos en parte, del proceso, ¡estás en el buen camino!
Veamos por qué, aparte de la actuación del fisioterapeuta y una buena intervención por su parte, es importante tu actitud ante la rehabilitación.
Todos hemos oído hablar alguna vez de que es importante tener una actitud positiva, o que las personas optimistas obtienen mejores resultados o “llegan más lejos”, etc. Quizás suena muy utópico, o poco realista, pero nada más lejos de la realidad.
Mi experiencia como fisioterapeuta me ha demostrado, y me atrevo a afirmar con rotundidad, que la actitud del paciente es clave. Siempre he dicho, que cuando entraba en la habitación de un hospital para empezar la recuperación, y me encontraba con una persona alegre, motivada por recuperarse, y con una actitud positiva frente a la situación, ya teníamos el 50% de la recuperación hecha… ¡y no me solía equivocar! Y lo mismo puedo decir de personas con las que he trabajado en su domicilio o se han enfrentado a largos procesos de rehabilitación ambulatoria.
Pero lo mejor de todo esto es que no es solo una cuestión subjetiva de mi experiencia o la de mis colegas de profesión con los que he trabajado y que la mayoría (por no decir todos) coincidimos. Lo maravilloso es que la ciencia, y diferentes estudios realizados, corroboran todo esto.
Hoy en día, las nuevas técnicas de neuroimagen han permitido analizar la actividad del cerebro ante determinadas situaciones y estímulos.
Vamos a hablar de una zona del cerebro, llamada corteza pre frontal. Ésta es una de las partes más críticas del cerebro a la hora de controlar las emociones. Estudios del neurocientífico Richard Davidson demostraron que el área pre frontal izquierda (situada detrás de la parte izquierda de la frente) está relacionada con emociones como la alegría, la serenidad, el valor y la confianza.
Los resultados de un estudio liderado por los nuero científicos Antoine Lutz y Richard Davidson, realizados a monjes budistas (para poder estudiar los efectos de la meditación y la disciplina mental) demuestran que existe en estas personas, una gran actividad en la corteza pre frontal izquierda. Como también demuestran que está más “viva” con más frecuencia en aquellos individuos que tienen un carácter optimista y poco ansioso.
Los estudios de éste último, también demostraron que las personas que disfrutaban más con una serie de imágenes divertidas que les mostraron, tenían el área pre frontal izquierda más activa. Estas mismas personas también entristecían menos con escenas tristes.
El Doctor Mario Alonso Puig, en su libro “El cociente agallas”, nos resume muy bien algunas características de las personas en las que “domina” el área pre frontal izquierda sobre la derecha. Algunas de estas características son:
- Sensación de ser capaz de hacer frente a los retos y desafíos
- Sentirse alegre e interesado frente a las cosas
- Capacidad de enfocarse y pensar en lo que va a salir bien y no en lo que podría salir mal
- Tendencia natural a buscar el lado positivo de las cosas
Por otro lado, sabemos que el cerebro tiene dos características muy importantes para la adquisición de nuevas habilidades y el aprendizaje, que son la Neuroplasticidad y la Neurogénesis.
La Neuroplasticidad es la capacidad de las neuronas de generar nuevas conexiones como resultado de la experiencia y de la conducta, lo que se traduce en aprendizaje y nuevas capacidades. Hasta hace unos años se pensaba que esta capacidad del cerebro la poseíamos sólo en la infancia, pero ya se descubrió que dicha característica está también en el cerebro adulto.
La Neurogénesis es la creación de nuevas neuronas. Ésta se encuentra más activa durante el desarrollo prenatal, pero hoy en día también se sabe que sigue en la edad adulta, y que la podemos estimular, por ejemplo, mediante la actividad física. Está también muy relacionada con el aprendizaje.
Si unimos estos dos conceptos, llegamos a la maravillosa conclusión de que, por una parte, estamos siempre capacitados para aprender (nacimiento de neuronas y creación de nuevas conexiones) lo que nos motiva para la recuperación de movimientos y otras capacidades que se hayan visto alteradas o reducidas.
Por otro lado, sabemos que la actitud positiva nos ayuda a afrontar nuevos retos y obtener mejores resultados, y lo mejor de todo, que esta actitud positiva la podemos entrenar, porque el cerebro está sujeto a cambios si lo ejercitamos, ¿No es maravilloso?
Y ¿has oído hablar de las endorfinas? Se las conoce de manera coloquial como las “moléculas de la felicidad”, porque nos hacen sentir bien. Son los opiáceos naturales del organismo, y tienen efectos tan fantásticos como estos:
- promueven la calma
- sensación de bienestar
- mejoran el dolor
- retrasan el proceso de envejecimiento
- disminuyen la presión sanguínea
- mejoran el sistema inmunitario (las defensas de nuestro cuerpo), etc.
- Como podéis imaginar, todo esto es básico para una mejor recuperación.
En nuestras manos está también el poder aumentar el nivel de endorfinas, con actividades y “actitudes positivas” como bailar, escuchar música, socializarse, tomar el sol, sonreír, hacer actividad física, recibir un masaje, hacer actividades que nos gusten o nos hagan sentir creativos y realizados (pintar, cantar, etc.)
Pues ya ves, aquí tienes algunos ejemplos de nuestro cuerpo que demuestran que nosotros mismos podemos hacer mucho por sentirnos bien y recuperarnos mejor. Es básico ponerse en manos de buenos profesionales a la hora de realizar la rehabilitación, pero es igual de importante nuestra actitud. Sin una entera disposición, sentido de la responsabilidad y motivación para tu recuperación, no será lo mismo.
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